REVISTA DOCTOR GONZO

miércoles, 12 de mayo de 2010

La gran tranza


Zona noroeste del Conurbano Bonaerense: Ascendencia peronista, un intendente alineado pero modesto y una ministra de Desarrollo Social que defiende un plan cuestionado en una gira por los municipios.

Centro de la Capital Federal: Un poder central que necesita de las viejas estructuras y un cúmulo de organizaciones sociales de todos los colores que reclaman en contra del plan cuestionado.

Para cualquier editorialista de gran monopolio esto sería un claro ejemplo del tan renombrado clientelismo, quizás porque el facilismo mental lo llevaría a desencadenar la misma secuencia de pensamiento que repiten hasta el hartazgo: Peronismo - Plan social - Intendente - Puntero político – Pancho y Coca – Voto seguro.

Pero la Gran Tranza se teje desde una altura más compleja. La carta que se juegan es más grande que el apoyo de unos cuantos gordos con reelección indefinida. ¿Por qué el Conurbano importa tanto? ¿Por qué los punteros políticos son el blanco de las críticas? ¿Cómo se negocian los beneficios para los municipios? ¿Por qué estas estructuras siguen intactas desde hace tantos años?

Existe una porción de tierra en Buenos Aires en donde mover un alfiler tardaría décadas. Desde el extremo Norte al Sur -los 29 municipios de la región con mayor peso político- todos los jefes comunales manejan y reasignan partidas (superpoderes) sin consulta de sus concejales.

Los infiltrados para el gobierno son muchos y la necesidad de ponerlos bajo su pata es imperiosa –en la última elección los “traidores” brotaron en varias listas- y el olfato en los famosos asados de intendentes comienza a ser más agudo.

La preocupación de los jefes comunales es otra. La sanción de la reforma política les ha pegado duro, sobretodo a los de la primera sección, porque allí el electorado es muy similar a la Capital y se les puede escapar de las manos en caso de que De Narváez sume amigos. Ligar las elecciones comunales a las de nivel nacional los deja ante una exposición de sus principales figuras que quizás no estén dispuestos a tomar.

Perfil del puntero político (Trampa para zanguangos): Gordo sudoroso de piel morena que recluta cabecitas más morenos que él, los conforma con un chori, los sube a un micro destartalado y vuelve a su casa pensando en la nada misma porque, claro, no entiende de política.

Perfil verosímil del puntero político (carrozo para fachos): “Chachi” ronda los 55 años. Es un viejo pionero en conseguir lo que quiere. Supo abrirse camino entre los Ortega y se pegó a ese astuto intendente de José C Paz que se adueñó hace más de una década de “la segunda región más pobre del Gran Buenos Aires”. Es clase media y fue a uno de los colegios más renombrados de su zona. Siempre tuvo llegada a la gobernación y zafó de varias cuestiones judiciales.


9 de Julio cortada en sus siete carriles. Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados, liderados por el piquetero Raúl Castells, que marcha junto a dirigentes de la agroindustria, se ubica al lado del Frente Popular Darío Santillán que reclama por inclusiones justas y denuncia un simulacro de fusilamiento que sufrió días atrás un nene de 8 años. ¿Cuánta relación puede existir entre estos movimientos? El lema “no a los punteros los hermana”.

Mil veces me pregunto qué les pasó (cual periodista que no modula y saca un libro en un momento justo), por qué apostaron a lo viejo, a lo podrido, al pejotismo que traiciona, al punterismo que opaca (pero que de todos modos no es el que muestra la neoderecha por la televisión). Por qué no entendieron con quienes deben negociar para que su palabra valga, cómo no pueden ver que su crecimiento fue vertiginoso (no una panacea) y que era el momento de abandonar el grupo de los muchos que da seguridad política y apoyarse en las espaldas de una parte de la sociedad que reclamaba atención.

¿Cuál es realmente la causa de pérdida de poder de este gobierno?. Haberse enfrentado muy tibiamente a los poderes económicos y mediáticos concentrados, me contestó un amigo. “¿En ese enfrentamiento, la sociedad hubiera acompañado?”, le pregunté. No, pero hubiera sido un proyecto genuino que se habría preocupado por los más desfavorecidos y no una serie de discursos progresistas que dan como resultado medidas positivas aisladas para dar paso a los asquerosos neoneoliberales.

Fue tonto creer por un momento que ahora venía lo que muchos esperábamos, que finalmente había llegado esa demanda de centroizquierda convertida en gobierno. Quizás el error fue no tener un archivo a mano para saber cómo serían las cosas y esperar mucho o, en criollo, pedirle peras al olmo. Pero me conformo (esto suena a balance de un ciclo pronto a terminar) con saber que mis palabras no se unieron a otras que están en la vereda opuesta. Que mi desilusión no fue instrumento de nadie, sino un margen de crítica que me merezco y que sé cuándo puede ser peligroso utilizarlo. Hay quienes se prestan muy fácilmente para ser termómetros de otros que no sudan.

Inmiscuirse en cómo se forman los poderes territoriales del Conurbano (además de apasionante para un buen estudiante de historia) es quizás un modo de entender al gobierno nacional. Ahí estuvo parte de La Gran Tranza, la que repite mes a mes dándole el control de las cooperativas, sosteniendo políticos de la peor calaña en los municipios, olvidándose de hacer lo que quizás jamás vinieron o pensaron siquiera hacer.

Muchas veces el punterismo político es un cuatro de copas que sacan a relucir aquellos que no consiguen los votos necesarios para cambiar algo o simplemente dejar todo intacto. Quizás (muy en el fondo sé que es así) esta sea una más de mis crónicas absurdas que satisfacen la líbido de escritura de una paranoica. Quizás La Gran Tranza es una conspiración con más llegada que la Side y nos envía mensajes en clave para que formemos parte. Como ñoquis, como punteros, como pintaparedes o simplemente como votantes consagrados a no interesarnos en ninguna asamblea o en por lo menos cambiar a la basura que desde hace tiempo se amontona en la Gran Región.

Yo recibí mi mensaje rápido y lo acepté sin mucho capricho. Hablé con la ministra de Desarrollo Social y le pregunté por qué no destinaba el dinero del Plan Argentina Trabaja directamente a unos vecinos que trabajan autogestionados desde hace mucho tiempo en San Miguel. Le comenté la dificultad que tenían para poder incluirse en el plan y le insinué que sería por cuestiones políticas. Me callé cuando vi los rostors de la comitiva municipal y del intendente riquista que ahora trata de lavarse la cara. Acepté unas pocas palabras que prometían transparencia y me fui a mi casa sabiendo que todavía no me tenían…


Mari Bubis

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