REVISTA DOCTOR GONZO

miércoles, 5 de mayo de 2010

El Impresentable del mes: René Orlando Houseman


Hace 19 años que René dejó de tomar alcohol, pero a pesar de su abstinencia mucha gente afirma verlo con un tetra y borracho, cosa que es mentira. Tampoco es verdad que se lastimó la rodilla cuando se tiró de un balcón para escaparse de una concentración. Como lo habían obligado a concentrar aún cuando no podía jugar por lesión, tuvo que saltar del segundo piso para ver a su familia, pero no le pasó nada. Se tomó el 29 y se fue tranquilamente a la casa.
Nació en Santiago del Estero y a los dos años viajó con los suyos a vivir a una villa en el bajo Belgrano. Allí, René Orlando Houseman, flaco como es ahora, comenzó a gestar lo que sería su profesión y su mundo el resto de su vida: el fútbol y el barrio.
Al principio lo hacía sólo por diversión. Se levantaba a las 6 de la mañana y se quedaba pateando contra un paredón con las dos piernas. No pensaba en el futuro, le gustaba, nadie se lo exigía.
Por las tardes recorría las calles de tierra del barrio en busca de un potrero donde compartir un picado; no tenía problemas con nadie: obreros, estudiantes, criminales, drogadictos, jugó con todos y contra todos.
Su carrera comenzó cuando no lo aceptaron en una prueba para jugar en Excursionistas, club de sus amores. De allí se tuvo que ir a la contra, Defensores, donde salió campeón y fue figura. Así conoció su hogar y se convirtió en héroe de la mitad de Belgrano, el barrio que fue pueblo y capital y ahora es todo un país, lo más grande que encontró, su mundo, el lugar del planeta que eligió luego de haber recorrido los cinco continentes y del que nunca pudo terminar de irse. En sus propias palabras: “Medio que se me fue todo a la mierda cuando me sacaron la villa”. Como jugador profesional ya no vivía ahí, su casa quedaba a dos cuadras, pero siempre rondaba esas calles a punto de ser asfaltadas, esas cuadras significan mucho parea él.
Todos sus goles y victorias le alcanzaron para ser un mito y una leyenda, y aunque un público más joven no lo tenga muy en cuenta, sigue presente en la cultura popular: busquen que pueden encontrarlo en la canción de Attaque 77 “Fuego”, donde le dedican un verso, y hasta tuvo su cameo en la ganadora del Oscar, El secreto de sus ojos de Campanella. En la escena en que buscan al asesino en la cancha de Huracán, en un partido entre el globo y Racing, se escucha claramente al relator decir: “Elude Houseman perfectamente”.

Sus colegas y amigos afirman que él fue el mejor jugador que vieron en cancha, con un nivel superior hasta del de Diego Maradona. No comparte ese elogio, simplemente no está de acuerdo, no le despierta ningún sentimiento ni cree que sea así, a pesar de que por estos días su relación con Diego no es buena. Esos compañeros que jugaron con él en el Huracán del 73 afirman que podría haber llegado más lejos, que debería haber tenido más éxito y él no los entiende. Tiene una casa, una familia, amigos y conoce un montón de gente y celebridades. Además, jugó al lado de históricos y en contra de Johan Cruyff, Franz Beckenbauer y Pelé. Salió campeón en todos los equipos en los que jugó, Defensores, Huracán, Independiente, Colo Colo y River, levantó la copa del mundo en su propio barrio y ganó un oscar. Un pibe condenado al éxito que cumplió su máximo sueño cuando se retiró: jugar un partido en Excursionistas, su primera camiseta.

En el último mundial de Alemania 2006 asistió a la ceremonia inaugural con todos los campeones de la historia.
Estar con todos sus compañeros podría haber tocado sus fibras internas, pero no, al loco no lo emocionó: los pies lo estaban matando. Cuando se puso el traje, que en Argentina le había calzado justo, los zapatos le apretaban y le dejaron los pies a la miseria. Para no sufrir más se puso zapatillas y nadie lo podía creer. Era el único de toda la comitiva que había combinado calzado deportivo con saco y corbata. Para no llamar tanto la atención, también eligió ser el único en prenderse un pucho y fumárselo ahí. Actos puros, acciones sin mensaje de rebeldía, de transgresión. Movimientos lógicos que no quieren demostrarle nada al mundo ni a la gente. Le dolían los pies y no podía caminar, nada más. Él mismo lo afirma a su modo: “No soy un chabón enigmático”.
De la misma manera en que un grupo de creativos convirtió su historia en la del “Hombre casa”, un paladín sin canilleras, un grupo de lectores podría encontrar alguna relación en un curioso personaje de la mitología de J.R.R. Tolkien del libro El Señor de los Anillos.
En La Comunidad del Anillo aparece Tom Bombadil, un protagonista olvidado en los Films de Peter Jackson. Su aspecto es el de un duende pequeño y su característica más sobresaliente es que a pesar de ser una de las criaturas más poderosas y antiguas de la Tierra Media, no sale de lo que él llama “su mundo”, la frontera entre el Bosque Viejo y la Quebrada de los Túmulos. Iba a ser el portador del anillo, pero en el Concilio de Elrond, cuando Erestor le preguntó a Gandalf el gris: “¿No tomaría él el Anillo guardándolo allí, inofensivo para siempre?”, Gandalf le contestó: “No voluntariamente. Lo haría si la gente libre del mundo llegara a pedírselo, pero no entendería nuestras razones. Y si le diésemos el Anillo, lo olvidaría pronto, o más probablemente lo tiraría. No le interesan estas cosas.

Dr. Porcino

Fotos: Milton Reyes

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